Idioma: ES
Graduación jóvenes de la Corporación Síndrome de Down (25)

Una ceremonia de grado sin limitaciones

La Corporación Síndrome de Down y la Escuela Colombiana de Ingeniería graduaron a nueve jóvenes del programa Crecer hacia la vida adulta, y de talleres y diplomados que los preparan para su vida profesional

Esta semana, el campus de la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito fue nuevamente el escenario en el que se graduaron nueve jóvenes del programa de formación Crecer hacia la vida adulta de la Corporación Síndrome de Down.

Durante un año, estos jóvenes se volvieron compañeros inseparables de la comunidad Escuela, con la que interactuaron en diferentes tareas administrativas. Sin duda, “los practicantes más queridos de la U”.

El miércoles recibieron de manos del rector de la Escuela, ingeniero Alfonso Rodríguez Díaz y la de la directora de la Corporación Síndrome de Down, Luz García de Galindo, el diploma que los acredita como jóvenes listos y preparados para desempeñarse en una ocupación de su interés.

Un día que marca el comienzo de un nuevo camino profesional.

Vida plena y digna

Según la Organización de la Naciones Unidas (ONU), el síndrome de Down siempre ha formado parte de la condición humana, existe en todas las regiones del mundo y habitualmente tiene efectos variables en los estilos de aprendizaje, las características físicas o la salud.

Lo único que no es variable ni negociable en la vida de los niños y jóvenes con esta condición, es su derecho a ser amado, respetado y estimulados en su desarrollo. También, a reconocérseles la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones que día a día le hacen a la sociedad, mediante trabajos y actividades que aportan a sus comunidades.

A hacer cumplir estos derechos se han comprometido muchas organizaciones en el mundo; en Colombia, la Corporación Síndrome de Down es el mejor ejemplo del trabajo decidido y denodado con una población que lo merece todo y que, con su ejemplo, sorprende a quienes los acercan a una enseñanza inclusiva.

Historia de amor incondicional

Cinco familias visionarias que, pensando en un futuro pleno y feliz para sus hijos, abrieron múltiples posibilidades para la población con Síndrome de Down al crear, el 2 de junio de 1988, la Corporación Síndrome de Dow. Hoy día es una organización sin ánimo de lucro de padres de familia de niños, niñas, jóvenes y adultos con la condición.

En el 2005, como respuesta a la iniciativa y las necesidades de las familias de adolescentes que habían finalizado la etapa escolar, la Corporación creó el programa Crecer hacia la vida adulta, con el apoyo de varias familias y Petrovida. Desde entonces, el programa busca formar en autonomía y para el desempeño de una ocupación del interés de cada joven.

La Escuela Colombiana de Ingeniería se convirtió en su aliada desde hace más de una década. “Hoy en día, todavía la gente se sorprende cuando les contamos que la Escuela fue la primera universidad en recibir a nuestros jóvenes con síndrome de Down para que llevaran a cabo sus prácticas, dando toda una lección de inclusión.

“¿Una universidad especializada en ingeniería, economía o matemáticas aliada de la Corporación? Nada sonaba más complejo dado que uno de los grandes retos que los chicos con Down asumen, es el pensamiento lógico - matemático. Pero, una vez más, quedó demostrado que la inclusión nace desde el corazón, porque es el que abre las puertas de la mente y del alma para encontrar caminos donde no parecen existir”, dijo Luz García de Galindo, directora de la Corporación al término de la ceremonia.

Ceremonia que estuvo marcada por un ambiente cálido, sentido, familiar y muy emotivo. Tanto las directivas de la Escuela como las de la Corporación, los padres y, por supuesto, los graduados, manifestaron abierta y libremente sus emociones, que fueron de la risa al llanto.

Para todos es un logro significativo, no solo porque todos han caminado la milla extra en este camino, sino porque, además, se trata de adolescentes brillantes con un futuro esperanzador.

No en balde, especialistas en el tema del síndrome de Down como María Victoria Troncoso, Mercedes del Cerro o Emilio Ruiz, aseguran que: “La etapa de la adolescencia es muy peculiar en la vida de todo ser humano, y no lo es menos por tanto en el caso de la persona con síndrome de Down. Sus luces y sus sombras se entrecruzan en múltiples quiebros, afloran sus limitaciones y sus logros, sus posibilidades y sus carencias, dentro de un organismo que, por lo demás, sigue un desarrollo biológico prácticamente normal.

En su esencia, el adolescente con síndrome de Down comparte los problemas de cualquier otro adolescente, como son: la percepción de los cambios, una cierta confusión, el deseo de reforzar su propia identidad, la necesidad de autoestima, la rebeldía frente a la imposición, el deseo de pertenencia a un grupo, la necesidad de expresar su afecto y de sentirse querido, el afán de independencia y de alcanzar su plena autonomía, el sentimiento de competencia, el sueño de sus proyectos.

La directora de la Corporación, aprovechó el día para describir a cada uno de sus amados alumnos: “Ana María Garzón, siempre disciplinada, apasionada por enseñar; Daniel Beltrán, se esfuerza por mejorar día tras, amante del fútbol; Daniel Bermúdez, a quien le gusta el deporte y la proteína, fortalece sus músculos y es siempre empático con la comunidad; Juan Pablo Vergara, expone sus ideas, le gusta bailar, la moda y es organizado. A Manuel Pérez le gustan las tareas operativas y la música, es constante y le encantaría ser DJ. Johan Castillo, por su parte, disfruta la comida, es metódico y le encanta enseñar sobre pausas activas. Sebastián Palacios gusta del baile, jugar cartas y el ping-pong, le encanta trabajar con el computador y tiene una letra envidiada por muchos. Sin duda. A Juan Camilo Hernández, le gusta compartir con las personas, es sociable y cordial. Su presentación personal es siempre perfecta y admirador del himno de la Corporación. El alegre, cálido, y siempre dispuesto, es Jonathan Méndez”.

Durante la ceremonia, también se exaltó el trabajo que han venido realizando los jóvenes de la Corporación en los talleres y diplomados adelantados por la Escuela, los cuales aportan conocimientos para su vida laboral.

Se entregaron certificaciones a los nueve jóvenes que participaron en el taller “Presentación de entrevistas y creación de hoja de vida”, el cual tuvo una duración de 6 horas. Asimismo, se reconoció el trabajo de los ocho jóvenes que participaron en el “Diplomado de Liderazgo, Servicios y Logística”, adelantado por el Programa de Ingeniería Industrial con una intensidad de 60 horas. Todos estos aprendizajes son un plus para su hoja de vida y su formación profesional.