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"El país puede retornar a niveles de pobreza y desigualdad"

“El Covid-19 ha dejado al descubierto las debilidades estructurales de la economía colombiana y ha levantado el tapete de la desigualdad, la pobreza y la desnutrición”, advierte Álvaro Chaves Castro, profesor asociado al Programa de Economía.

Por: Álvaro Chaves Castro. Profesor Asociado del Programa de Economía. alvaro.chaves@escuelaing.edu.co

El mundo se está enfrentando a una gran ola de incertidumbre y de efectos negativos en todos los órdenes producto de la aparición, el 10 de diciembre de 2019, del Covid-19, que se originó en China, en un mercado de la ciudad de Wuhan, donde se produjo el primer deceso un mes después, el 9 de enero de 2020.

A partir de ese momento, la velocidad de contagio de la enfermedad se reflejó en el número de casos reportados, los cuales crecieron por todo el mundo de manera exponencial. Colombia no fue la excepción; el primer caso de contagio se presentó en Bogotá el 6 de marzo y fue clasificado como importado.

Una mujer de 22 años que llegó a Bogotá procedente de la ciudad de Milán (Italia), venía enferma. A partir de ese momento el contagio se ha ido expandiendo a lo largo del territorio nacional.

Al 14 de septiembre del presente año, los datos oficiales reportados por el Ministerio de Salud indican que el número de casos confirmados en Colombia es del orden de 721.892; 23.123 muertes y 606.925 recuperados, y un saldo de 91.814 casos activos en el país (gráfico 1).

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La repuesta de los gobiernos nacionales y locales, en un intento por detener la expansión del virus, no se hizo esperar. El martes 24 de marzo se decretó la cuarentena en todo el país y se dijo, en ese entonces, que terminaría el 25 de mayo.

Dado el aumento en el número de casos de contagiados y muertos, el confinamiento se extendió hasta el 31 de julio del presente año. Ahora se sabe que el Gobierno nacional lo amplió hasta el 1.o de agosto. El objetivo de las medidas de cuarentena o aislamiento preventivo es ganar tiempo y evitar el colapso de los sistemas de salud y así tratar de aplazar de el pico del contagio.

Sin embargo, estas medidas han generado un costo de oportunidad muy alto, manifestado en caídas de ingresos por ventas en muchos sectores, lo que a su vez ha dejado grandes pérdidas de empleo. Las últimas cifras reportadas por el DANE muestran que la tasa de desempleo nacional pasó del 10,8 % en el 2019 al 12,6 % en el 2020, un aumento de 1,8 puntos porcentuales. Lo más preocupante fue la pérdida de casi 1,6 millones de puestos de trabajo entre marzo de 2019 y marzo de 2020, lo que representó una caída del 7,2 %, una de las más grandes desde principios del siglo.

Para paliar la catástrofe económica, el Gobierno nacional, presionado por los gremios del sector del comercio, diseñó una estrategia de aislamiento inteligente consistente en abrir de manera gradual algunos sectores prioritarios y de esta manera dinamizar las ventas, toda vez que el consumo en épocas de pandemia es vital para mantener de pie la economía.

Así las cosas, se diseñó una medida que fue criticada y catalogada por muchos analistas como populista, denominada el Día sin IVA. La jornada (se habla de tres días diferentes durante el año) tiene como objetivo dinamizar las compras en diversos artículos de primera necesidad y, al mismo tiempo, incentivar las compras por internet en la mayoría de los hogares colombianos.

Cabe aclarar que esta tendencia se ha venido observando a escala mundial, dadas las medidas de confinamiento que han frenado la demanda de bienes y servicios y que desde ya, empresas líderes en el comercio electrónico como Amazon, son las ganadoras en esta coyuntura.

En el Decreto 682 del 21 de mayo de 2020 del Gobierno nacional "se establece la exención del impuesto sobre las ventas IVA para determinados bienes corporales, muebles que sean enajenados dentro del territorio nacional en los días de que trata el artículo 2 del presente decreto".

La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) y el Ministerio de Hacienda confirmaron los montos máximos para comprar durante los días sin IVA este año, los cuales tendrían un valor máximo por unidad de hasta $2.800.000, una suma mayor a la que se había definido en días anteriores, ya que esta era de casi 1.500.000 pesos para los electrodomésticos, aparatos electrónicos, televisores, elementos deportivos e insumos agropecuarios.

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Tan pronto se anunció la medida, una avalancha de quejas se propagaron en la mayoría de las redes, relacionadas con el alza injustificada de precios en supermercado de grandes superficies y reconocidas tiendas, con el fin de compensar los ingresos por ventas derivados de la reducción en el IVA. Lo anterior evidenció una vez más que en economía una gran parte de incentivos económicos puede propiciar efectos no deseados, los cuales se tornaron difíciles de predecir al diseñar la medida de política económica.

Producto de la medida impuesta por el Gobierno, se produjo una salida desaforada de compradores en todo el país. Muchos medios periodísticos internacionales, como The New York Times, denominaron el día sin IVA como el “Covid Friday”, parodiando el famoso “Black Friday” de los Estados Unidos.

Con toda razón, este matoneo realizado por los principales medios internacionales, resaltaba la irresponsabilidad de un país no preparado para este evento, aunado a la carencia de disciplina que caracteriza a la cultura colombiana.

A pesar de esto, y sin mayor vergüenza, el Gobierno anunciaba que las ventas en el día sin IVA superaban los $5 billones de pesos, y las realizadas por plataformas electrónicas crecieron un 800 %, desconociendo que la felicidad de hoy podría ser la tristeza de mañana al presentarse un mayor número de contagios por Covid-19.

‘No existe almuerzo gratis’

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"Uno podría esperar desde un punto de vista dinámico y prospectivo que la medida (Día sin IVA) adoptada con la complicidad y presión de grupos de poder tendrá más costos que beneficios".

Álvaro Chaves Castro.

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En economía existe un axioma importante que dice: “No existe almuerzo gratis”. En términos simples, quiere decir que nadie da algo por nada o nadie regala nada, ya que los servicios y asistencia pública gratuita o los subsidios estatales (reducciones de impuestos hoy) no son gratuitos en la práctica, sino que en un futuro tendrán que ser financiados por los mismos ciudadanos en forma de nuevos impuestos.

De acuerdo con este axioma, uno podría esperar desde un punto de vista dinámico y prospectivo que la medida adoptada con la complicidad y presión de grupos de poder tendrá más costos que beneficios, pues con seguridad el número de contagios se incrementará, lo que a su vez podría ocasionar una mayor congestión del sistema de salud al poner en riesgo a los grupos más vulnerables de la población.

La coyuntura actual plantea una disyuntiva difícil de abordar entre salud y economía, tanto para el Gobierno como diseñador de políticas, como para las personas que deben decidir entre quedarse en casa o salir a buscar el sustento diario, especialmente en el segmento de la población informal.

Este dilema se ha intentado abordar a partir de la “doble curva del nuevo coronavirus” (Baldwin & Weder, 2020), que consiste en levantar gradualmente la cuarentena con buenos protocolos de sanidad y al mismo tiempo ir liberando sectores económicos prioritarios, de manera que a medida que la curva de contagios se aplana, la curva de la economía comienza a crecer, lo que mostraría una imagen de espejo: el pico de la curva de contagios coincide con el fondo de la curva de la economía; después de ese umbral, la economía comienza a recuperarse paulatinamente, tal como se aprecia en el gráfico 2.

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Este fenómeno ha sido foco de análisis por parte de economistas que intentan responder cómo los gobiernos controlan la velocidad de propagación de la pandemia al tiempo que se minimizan los costos sociales.

En un artículo publicado por Assenza y otros (2020) se argumenta que los objetivos perseguidos por las políticas de salud que intentan controlar la expansión del Covid-19 y las políticas económicas no son mutuamente excluyentes, y que las estrategias epidemiológicas adoptadas por varios países, denominadas como “el martillo y la danza”, diseñadas para aplanar la curva de contagios al tiempo que se minimizan los costos económicos abriendo paulatinamente la economía, se complementan con las estrategias económicas. De hecho, una de las herencias de la pandemia es que permitirá en un futuro un trabajo más estrecho entre profesionales de la salud y economistas en el diagnóstico y diseño de políticas económicas encaminadas a mejorar el bienestar de la sociedad.

Lo único cierto que ha reflejado esta difícil coyuntura es la enorme debilidad de nuestros sistemas de salud y la falta de planeación de eventos catastróficos, para los cuales ningún país estaba preparado y que, al mismo tiempo, reveló la importancia de invertir en proyectos de alto impacto social como los de la salud, proyectos que al parecer habían estado opacados por medidas netamente coyunturales y de emergencia, propias de visiones cortoplacistas de los gobiernos.

Mientras el Gobierno trata de seguir la estrategia del “martillo y la danza”, esta situación ha dejado al descubierto las debilidades estructurales de la economía colombiana y ha levantado el tapete de la desigualdad, la pobreza y la desnutrición, por lo que posiblemente el país retorne a niveles de pobreza y desigualdad como los que existían hace 15 o 20 años.

Referencias

- Assenza, T., Collard, F., Dupaigne, M., Feve, P., Hellwig, C., Kankanamge, S., & Werquin, N. (2020). “The hammer and the dance: Health and economic objectives are not mutually exclusive after all!”. VOX CEPR Policy portal: https://voxeu.org/article/health-and-economic-objectives-are-not-mutually-exclusive.

- Baldwin, R. & Weder di Mauro, B. (2020). “Economics in the time of COVID-19: A new eBook”. VOX CEPR Policy portal: https://voxeu.org/content/economics-time-covid-19-0.