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CARLOS ARTURO JIMENEZ

‘Quiero cerrar la brecha entre la ingeniería tradicional y las nuevas tecnologías’

Carlos Arturo Gómez Jiménez, graduado de la Maestría en Ingeniería Civil de la Escuela Colombiana de Ingeniería, fue condecorado recientemente con la Orden al Mérito Julio Garavito en el grado de Caballero.

La Orden al Mérito Julio Garavito en el grado de Caballero que recibió el ilustre graduado es un reconocimiento que destaca su trayectoria en docencia universitaria, consultoría técnica e investigación aplicada, así como la publicación de su libro De Cero a Digital Twins, una obra orientada a cerrar la brecha entre la ingeniería tradicional y los procesos de transformación digital.

En diálogo con la Oficina de Comunicaciones de la Escuela, el ingeniero Gómez compartió su visión sobre cómo la ética, el rigor y la pasión pueden transformar profundamente tanto la academia como la industria en Colombia.

La Escuela tiene una disposición genuina para enseñar

  • ¿Qué representa para usted recibir la Orden al Mérito Julio Garavito en el grado de Caballero? ¿Qué emociones le despertó esta condecoración?

Recibir la Orden al Mérito Julio Garavito en el grado de Caballero fue un honor inmenso que me llena de gratitud. Más que un reconocimiento individual, lo asumo como una distinción que también pertenece a los equipos con los que he trabajado, a los profesores que me formaron y a las instituciones que han confiado en mí. La noticia me tomó por sorpresa y me dejó una profunda emoción, acompañada de una gran responsabilidad: la de seguir aportando con ética, rigor y compromiso al desarrollo de la ingeniería en Colombia. Esta condecoración me inspira a continuar creciendo con sencillez y entrega, reconociendo que aún hay mucho por aprender y por construir colectivamente.

CARLOS ARTURO GOMEZ
  • ¿Cómo ha influido la formación recibida en la Escuela Colombiana de Ingeniería en su trayectoria profesional y en los logros que hoy celebra?

La formación recibida en la Escuela Colombiana de Ingeniería ha sido un pilar fundamental en mi trayectoria. La rigurosidad técnica con la que se imparten las asignaturas, así como la solidez de sus planes de estudio, me permitieron desarrollar una comprensión profunda y estructurada de la ingeniería. No se trata solo de adquirir herramientas, sino de aprender a pensar como ingeniero, a cuestionar, modelar, validar y proponer soluciones con sustento técnico y criterio ético. Esa exigencia académica, combinada con el enfoque práctico de la formación, ha influido de manera directa en mi capacidad para asumir retos complejos en la docencia, la consultoría y la investigación aplicada. Siempre he valorado la calidad de enseñanza de la Escuela y su compromiso por formar profesionales íntegros y técnicamente sólidos.

  • ¿Qué recuerda con mayor aprecio de su paso por la Maestría en Ingeniería Civil en la Escuela?

Lo que más recuerdo con aprecio es la calidad humana de los docentes. Más allá de su conocimiento técnico, siempre encontré en ellos una disposición genuina para enseñar, acompañar y compartir su experiencia con generosidad. La maestría no solo fue un espacio de formación avanzada, sino también un entorno donde se cultivaron el respeto, el diálogo y el aprendizaje mutuo. Esa cercanía, combinada con el alto nivel académico, marcó profundamente mi manera de ejercer la ingeniería y también de enseñar.

  • Su libro De Cero a Digital Twins ha sido destacado por acercar la ingeniería tradicional a la transformación digital. ¿Qué lo motivó a escribirlo y a quién está dirigido principalmente?

La motivación principal para escribir De Cero a Digital Twins fue el deseo de transmitir conocimiento y de contribuir a cerrar la brecha entre la ingeniería tradicional y las nuevas tecnologías. Creo firmemente que el conocimiento adquiere verdadero valor cuando se comparte, y esa fue la premisa que me guio desde el inicio. El libro está dirigido a todas las personas interesadas en aprender a programar, sin importar su formación de base, y que deseen avanzar progresivamente hacia conceptos más complejos como los gemelos digitales.

"La Orden es una de las más altas distinciones otorgadas por la República de Colombia a profesionales que han contribuido de manera significativa al desarrollo de la ingeniería, la ciencia y la tecnología".

Carlos Arturo Gómez Jiménez.
  • ¿Cómo ve el papel de la academia en la promoción de la innovación tecnológica y la transformación digital en Colombia?
CARLOS ARTURO GOMEZ4

La academia tiene un papel esencial como articuladora entre el conocimiento, la tecnología y las necesidades reales del país. El pasado martes 3 de junio tuve la oportunidad de participar en un almuerzo con la Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación, donde se evidenció el interés del gobierno en impulsar decididamente temas como los centros de datos y las ciudades inteligentes. Sin embargo, en medio de este entusiasmo por la transformación digital, considero fundamental que la academia no pierda de vista el componente ambiental. Es necesario formar profesionales que comprendan no solo la tecnología, sino también los impactos ecológicos asociados a su desarrollo y operación. La innovación debe ir de la mano con la sostenibilidad, y en ese equilibrio la academia tiene el reto y la responsabilidad de generar pensamiento crítico, propuestas éticas y soluciones integrales para el país.

  • ¿Qué mensaje les daría a los estudiantes actuales de la Escuela que aspiran a dejar huella en la ingeniería, como usted lo ha hecho?

Mi consejo es que se tracen metas ambiciosas, pero realistas, y, sobre todo, que aprendan a descomponer esas metas en acciones concretas del día a día. El progreso real no se logra en grandes saltos, sino en la constancia de los pequeños pasos. Por ejemplo, si alguien se propone leer 12 libros en un año, basta con leer uno por mes. Si cada libro tiene unas 300 páginas, eso equivale a leer 10 páginas diarias, lo que toma alrededor de 15 minutos. Con solo 15 minutos al día se puede alcanzar una meta que a primera vista parece lejana. Esta lógica es aplicable a cualquier objetivo profesional o personal: dividir lo grande en lo manejable, y comprometerse con lo cotidiano. Esa disciplina silenciosa, sostenida en el tiempo, es la que termina dejando huella.

CARLOS ARTURO GOMEZ4
  • A lo largo de su carrera ha trabajado en docencia, consultoría e investigación aplicada. ¿Cómo equilibra estas áreas y qué le apasiona de cada una?

Considero que la mejor combinación es la que se da entre el Estado, la empresa y la academia. Esta triangulación permite articular conocimiento, aplicación práctica e impacto social, generando avances reales para la humanidad. En mi caso, la docencia me apasiona porque representa la posibilidad de sembrar ideas, formar pensamiento crítico y acompañar procesos de transformación personal y profesional. La consultoría, por su parte, me conecta con la realidad técnica de los proyectos, con sus desafíos concretos, y me permite aplicar lo aprendido en escenarios donde las decisiones tienen consecuencias directas. Finalmente, la investigación aplicada me brinda el espacio para explorar, cuestionar y proponer, siempre con el propósito de innovar con sentido. Equilibrar estas tres áreas no es fácil, pero se vuelve posible cuando hay un propósito claro y una profunda vocación de servicio.

  • ¿Cuáles son los retos más importantes que ha enfrentado en su ejercicio profesional y cómo los ha superado?

Cada proyecto representa un reto particular, con sus propias complejidades técnicas y humanas. Sin embargo, el patrón más recurrente ha sido enfrentar proyectos que desde su inicio presentan deficiencias en la planificación por parte del cliente. En cerca del 90 % o incluso 95 % de los casos, cuando se emite la Orden de Servicio, el proyecto ya viene con un desfase crítico en tiempos y con la exigencia de resultados inmediatos. A esto se suma que, en muchos casos, los recursos económicos asignados son limitados o no corresponden al alcance real esperado. Superar esta situación requiere una combinación de capacidad técnica, comunicación clara, gestión del riesgo y, sobre todo, mucha resiliencia. He aprendido a identificar rápidamente las restricciones del entorno, establecer prioridades realistas y plantear soluciones que, sin comprometer la calidad técnica, se adapten a las condiciones impuestas.

CARLOS ARTURO GOMEZ4
  • ¿Qué proyectos o iniciativas tiene actualmente en desarrollo que le entusiasmen particularmente?

Actualmente, me encuentro desarrollando varios proyectos que me generan gran entusiasmo. Uno de ellos es el fortalecimiento de mi empresa WEDOENGINEER, una iniciativa orientada a ofrecer soluciones de ingeniería con alto rigor técnico, integrando transformación digital, simulación avanzada y pensamiento sistémico. Al mismo tiempo, en el marco de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, estoy trabajando activamente desde la Comisión Técnica Permanente de las TIC, de la cual soy secretario, en una línea de investigación enfocada en el impacto ambiental de los centros de datos que quieren instalar en Colombia de acuerdo a las iniciativas de nuestro presidente Petro, un tema que considero urgente y aún poco discutido en el contexto colombiano. También estoy escribiendo mi segundo libro, titulado Bases y Criterios de Diseño, que busca ofrecer una guía estructurada para el desarrollo de ingenierías conceptual, básica y de detalle, con una mirada práctica y profundamente reflexiva. Y en el plano personal, quizá el proyecto más especial de este año: el pasado 3 de junio adoptamos un perro, mi primera mascota en más de dos décadas. Es una experiencia nueva y profundamente significativa, que me recuerda la importancia del cuidado, la compañía y la alegría cotidiana.

  • ¿Qué significa para usted volver a compartir este logro con la comunidad de la Escuela Colombiana de Ingeniería?

Volver a compartir este logro con la comunidad de la Escuela es profundamente significativo. Representa una forma de regresar al lugar donde se sembraron muchas de las bases que hoy sustentan mi ejercicio profesional y académico. Más allá del reconocimiento individual, siento que esta distinción también pertenece a quienes han hecho parte de mi proceso: docentes, compañeros, y a una institución que ha mantenido su compromiso con la excelencia y la formación integral. Poder cerrar este ciclo y reencontrarme con la Escuela desde un lugar de gratitud y construcción es un momento que valoro con mucha humildad. Me recuerda que todo lo que uno alcanza también tiene raíces colectivas.