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Portada Día de la Educación 2024

"El deseo de enseñar y de aprender para cambiar el mundo va a estar siempre": José Camilo Vásquez

Con motivo del Día Internacional de la Educación, el Director del Departamento de Humanidades e Idiomas de la Escuela analiza los retos a los que se enfrenta la enseñanza hoy en día.

El miércoles 24 de enero se celebró el Día Internacional de la Educación. La fecha conmemorativa, que fue declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, busca celebrar el rol que juega la educación en la construcción del desarrollo y la paz. Asimismo, se resalta el papel de los profesores, que fomentan los avances sociales mediante sus enseñanzas.

En vista de ello, conversamos con José Camilo Vásquez Caro, Director del Departamento de Humanidades e Idiomas y quien se desempeña también como Representante de los Profesores de la Escuela.

El académico plantea varios desafíos a los que actualmente se enfrenta el oficio de enseñar, ya que, a raíz del surgimiento de nuevas tecnologías y tendencias educativas, los estudiantes cuentan con una plétora de alternativas a la hora de formarse académica y profesionalmente. Esto, en últimas, descentraliza los métodos de aprendizaje y cambia el panorama al que se enfrentan diariamente los profesores.

¿Cuáles son los retos que presentan las universidades hoy en día?

J. C. V.: Hay muchos retos que tenemos que afrontar desde la educación superior. Por ejemplo, tenemos acceso a educación superior en todos los rincones del mundo, sea esta remota, presencial o híbrida. Hoy en día, la oferta y la competencia son extraordinarias.

Este reto, al mismo tiempo, nos invita a pensar y cuestionar nuestro quehacer. Es importante asegurarnos que lo que estamos haciendo sea relevante y pertinente para el contexto. Entonces, sin duda, yo considero que un gran reto es la sobreoferta y la sobreestimulación para iniciar procesos de aprendizaje, que no necesariamente siempre se dan.

Y en el caso de los estudiantes, ¿cuáles son los retos que tienen que afrontar en su diario vivir estudiantil?

J. C. V.: Yo creo que hoy en día los estudiantes tienen mucha autonomía. Tienen la posibilidad de estudiar desde donde quieran y como quieran y ese es el gran desafío, porque se requiere cierta madurez y autonomía para poder tomar la decisión acertada de qué camino escoger.

Las instituciones como las universidades estructuran un camino; hay un plan a seguir, un andamiaje, un acompañamiento. Creo que en la actualidad muchas personas podrían llegar a ser autodidactas, pero la autonomía y la disciplina es una cuestión que implica mucha exigencia.

Esto quiere decir que el estudiante debe buscar ese equilibrio entre adquirir conocimientos y habilidades. En la universidad el proceso de aprendizaje es social y colectivo. Y en ese sentido, yo creo que esta clase de instituciones educativas siguen siendo el mejor sitio para formarse.

¿Cómo ha impactado la tecnología en la forma en que se enseña y cómo se aprende?

J. C. V.: La tecnología siempre ha impactado en los procesos de aprendizaje y de enseñanza. Tal vez, en los últimos cinco años, hemos tenido un auge de uso de la tecnología informática en diversos campos.

Así pues, el estudiante puede acceder a plataformas, a espacios de conocimiento y a los mismos profesores de forma remota, y el profesor también puede atender desde diversos lugares. Por ende, hay una conectividad mayor. No obstante, al mismo tiempo, está el reto de saber poner límites: cuáles son los espacios de aprendizaje, y cuándo y cómo se deben dar.

Por otra parte, para los educadores resulta impactante no saber quiénes los escuchan. Desde el lado del profesor, si está en una cátedra magistral virtual con 100 asistentes, es muy difícil saber hasta qué punto están conectando con la clase.

En un aula tradicional, por ejemplo, uno puede ver quiénes están enganchados, quiénes siguen y quiénes están desconectados o ausentes-presentes. Entonces, la tecnología ha permitido crear vínculos, pero al mismo tiempo hace que los profesores también podamos perder el contacto directo con el proceso del estudiante.

¿Cuáles estrategias se pueden utilizar para crear ambientes de aprendizaje seguros?

J. C. V.: Yo considero que cualquier profesor, independiente de lo que dicta, siempre está buscando crear un espacio de aprendizaje seguro para sus estudiantes, sea este en un salón de clase tradicional o en un salón remoto. Y creo que ahí tiene que ver mucho la comunicación, la escucha, el poder permitir que se cometan errores. Asimismo, se puede hacer retroalimentación, donde todo el grupo sienta que el proceso de aprendizaje es significativo y que se está dando de forma natural.

Por ello, considero que el reto actual es poder manejar grupos que están en los salones, que están conectados o que asisten de forma híbrida. Es decir, la forma en que nos comunicamos es diferente, pero la esencia sigue siendo la misma: buscar que el aprendizaje se pueda dar y que el estudiante esté tranquilo en todo este proceso.

¿Qué mensaje final le gustaría dejar a estudiantes y profesores?

J. C. V.: Es importante resaltar que la educación es orgánica y que vive en cambios permanentes, los cuales están atados a diversos contextos. A su vez, la educación tiene una constante, y si miramos tres mil años de historia, vemos que entre la relación profesor-alumno siempre hay unos elementos que están presentes: uno, el deseo de alguien de entregar algo que sabe; y el otro, el deseo de alguien de recibir, aprender y transformar.

De este modo, tenemos una especie de espiral hermenéutico, en donde la educación va transformando el mundo. Es decir, vamos construyendo, como diría Stephen Hawking, sobre los hombros de gigantes.

En última instancia, considero que ese es el mensaje que nos tenemos que llevar en el Día Internacional de la Educación: que esto seguirá, cambiará, se adaptará. Eso sí, existe una constante, que es el deseo de enseñar y de aprender para cambiar el mundo, la cual va a estar siempre presente.