Gabriel José Acero Salazar siempre ha creído que, con trabajo arduo, dedicación, una dosis de suerte y, sobre todo, ayuda divina, se pueden lograr grandes cosas.

El reconocimiento, dice el ingeniero, “es un gran honor, considerando lo que representa esta organización, sus miembros, sus comités, su junta directiva y su liderazgo ejecutivo.
Asegura el ingeniero Acero Salazar que SEAOSC, y en particular el Comité de Sismología, que tiene el honor de dirigir, es reconocido en Estados Unidos como el más antiguo del país. “Ha estado a cargo del desarrollo del primer código de diseño para estructuras con resistencia sísmica, así como de las versiones más recientes y las que vendrán en un futuro cercano. Este comité vela por la relevancia, orientación, aplicación e interpretación del código en proyectos futuros, en curso, en disputa o ya construidos. Ha liderado iniciativas para la mejora continua de los códigos y proporciona a la comunidad global de ingenieros estructurales —de todas las edades— interpretación y recomendaciones sobre la aplicación de dichos códigos”.
A través de esta entrevista, conoceremos más sobre los desafíos y motivaciones que marcan su quehacer actual, su vínculo con la Escuela y los aprendizajes que hoy desea compartir con quienes inician su camino en la profesión. Más allá del galardón, esta es también una oportunidad para reflexionar sobre el papel de la ingeniería en la sociedad y el valor del conocimiento como motor de transformación.
- ¿Qué aspectos de su trabajo fueron decisivos para ser merecedor de este reconocimiento?

Son esfuerzos que vengo sosteniendo desde hace varios años, pero que han cobrado mayor visibilidad recientemente. Formo parte del Comité de Sismología y Otros Riesgos de SEAOSC desde hace más de 20 años y actualmente me desempeño como su director.
Durante 2024 y 2025, la participación del comité ha sido determinante en la revisión y apoyo al desarrollo del documento base del National Earthquake Hazards Reduction Program (NEHRP), cuya versión 2026 será el fundamento para el nuevo estándar de diseño sísmico de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE), el ASCE 7-28. Este estándar será posteriormente incorporado al Código Internacional de Construcción (IBC e IEBC) por el International Code Council (ICC), así como en códigos locales de California (CBC y CEBC), ciudades y condados como Los Ángeles (LABC, LACBC), y otros países que adoptan o armonizan el IBC o partes del mismo, como el ASCE 7.
Como director, debo participar en todos los debates y propuestas para la mejora del código, estudiar detalladamente cada propuesta junto con los expertos del comité y emitir los votos y comentarios correspondientes, representando a SEAOSC.
Asimismo, el comité continúa apoyando a ingenieros estructurales a nivel local, nacional e internacional en la interpretación del código para casos específicos. Desde el comité hemos respondido a múltiples consultas de profesionales en América Latina —especialmente en Colombia, Perú y México— que emplean estándares como ASCE 7, ACI, AISC, NDS, ANSI, IBC, IEBC, entre otros. Muchos enfrentan prácticas locales que, por costumbre, no se alinean con el espíritu del código internacional. Nuestro comité analiza estos casos y proporciona soluciones acordes a dicho espíritu.
También tengo a mi cargo la dirección del grupo SIED. El Comité de Sismología constituye más del 50 % del grupo técnico para estructuras con aislamiento en la base y dispositivos de disipación de energía (amortiguadores sísmicos) de la Asociación de Ingenieros de California, SIED. Este grupo proporciona recomendaciones y criterios técnicos para estructuras especiales con estos sistemas.
- ¿Cómo ha vivido este reconocimiento en su entorno cercano —familia, colegas, estudiantes— y qué reflexiones le ha dejado?
Me siento muy feliz, la verdad. Tengo una familia muy unida y numerosa (más de 100 primos) que no escatimó palabras para expresar su alegría. Mi esposa, mis hijos, mis hermanos y sobrinos han sido un apoyo incondicional, una motivación constante y fundamentales en mi carrera.

No puedo dejar de pensar en mis padres, a quienes les debo todo y más. También recuerdo a mis primos Salazar Ferro, especialmente a José Francisco (Pacho), mi primer jefe y mentor, quien me inculcó el espíritu investigativo y la audacia para enfrentar los problemas de ingeniería con un nivel adecuado de conocimiento.
Ha sido grato recibir el cariño y afecto de colegas en Estados Unidos, Perú, y especialmente Colombia, así como en UPADI. El respaldo de mis colegas ha sido un combustible esencial para alcanzar objetivos ambiciosos.
Destaco la labor de la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI), UPADI, y particularmente de Germán Pardo y José Joaquín Álvarez, entre otros grandes contribuyentes a la ingeniería colombiana, cuya participación ha sido clave en las mejoras del código.
Me complace mucho dar visibilidad a la ingeniería colombiana en EE. UU. y en los comités técnicos en los que participo. En los últimos 20 años, he procurado mantenerme vinculado al proceso de actualización del código colombiano (NSR). Desde 2005, he contribuido al desarrollo de la NSR, particularmente en el Título G y otros apartes, y continúo aportando en la revisión de su versión en curso.
Considero que la ingeniería colombiana tiene un gran potencial y podría estar a la altura de las mejores del mundo en un futuro cercano.
- ¿En qué proyecto trabajando actualmente y qué lo entusiasma de él?

Además de mis labores en los comités, mi especialidad es el diseño y la rehabilitación de estructuras. Desde hace 16 años trabajo para AECOM, donde actualmente ocupo la posición de Ingeniero Estructural Asociado Senior en California. AECOM es una compañía multinacional, reconocida como la número uno según Engineering News-Record (ENR) y el Fortune 500 en diseño de edificaciones.
Actualmente dirijo varios proyectos de gran escala en distintas regiones geográficas. Entre ellos se destacan tres hospitales especiales en Perú, diseñados con sistemas de aislamiento sísmico en la base y con alturas entre 7 y 12 pisos. Otro proyecto importante es un terminal aéreo en Perú, compuesto por cinco edificios que incorporan disipadores de energía tipo amortiguador sísmico. Estos proyectos se ubican en zonas de altísima sismicidad —excepcional a nivel mundial— donde la restauración funcional posterior a un terremoto es crucial para las operaciones. El terminal podría estar expuesto a eventos sísmicos cercanos a magnitud 9.
El equipo de diseño ha empleado métodos de análisis que van desde los más simples —en etapas tempranas— hasta los más sofisticados disponibles en la práctica profesional, incluyendo análisis tiempo-historia no lineal e interacciones suelo-estructura, con el objetivo de validar tanto la integridad estructural como la funcionalidad de las edificaciones.
También dirijo múltiples proyectos para el gobierno estadounidense, que incluyen el diseño y la construcción de edificios prefabricados en concreto, así como la rehabilitación sísmica de edificaciones históricas construidas en los años treinta, antes de la existencia de códigos sísmicos modernos.
Además, lidero proyectos fascinantes de estructuras en madera en Colombia, entre otros.
- ¿Cómo se articulan estos proyectos con las necesidades actuales del país o del entorno profesional en el que se desenvuelve?
Cada proyecto responde a un objetivo específico y contempla un conjunto de recursos desde su etapa de planeación. La ingeniería, durante esta fase, se enfoca en ofrecer múltiples soluciones a los desafíos del diseño para seleccionar la alternativa que maximice el uso de recursos y cumpla plenamente con los requisitos de desempeño.

En la etapa de planeación (o de factibilidad), se analiza el entorno político, económico y social para determinar la viabilidad del proyecto. Si cumple con todos los requisitos, no afecta negativamente a la comunidad y puede mantener su integridad durante su vida útil proyectada, se procede a la fase de diseño final.
Durante la factibilidad, se realiza un estudio de riesgos que considera fenómenos extremos con potencial de superar la capacidad estructural: corrosión atmosférica y subterránea, sismos, tsunamis, licuefacción, subsidencia, huracanes, tornados, inundaciones, deformación plástica, asentamientos diferenciales, ruido, contaminación, incendios, temperaturas extremas, socavación, erosión, e incluso ataques terroristas, entre otros.
Adicionalmente, se deben considerar factores sociopolíticos como la confiabilidad institucional, la corrupción o la seguridad local, los cuales, aunque más difíciles de identificar, pueden afectar la viabilidad del proyecto.
Los ingenieros debemos estudiar cuidadosamente estos análisis de riesgo y diseñar planes de mitigación. Dichos planes permiten validar los proyectos como viables frente a los distintos retos que enfrentan. En ocasiones, sin embargo, las limitaciones superan las capacidades del proyecto y este debe ser revaluado o incluso cancelado.
A mi juicio, una planeación adecuada es fundamental, especialmente en proyectos donde la inversión es frágil, sensible y los recursos limitados. Es en esta etapa donde la creatividad puede marcar la diferencia para salvar la viabilidad del proyecto.

Posteriormente, el diseño debe refinarse mediante etapas sucesivas, que normalmente incluyen al menos dos fases antes del diseño final para construcción. Durante este proceso, el proyecto es sometido a revisiones y observaciones por parte de inversionistas, autoridades competentes y expertos técnicos. Es esencial que el diseñador reciba estos aportes con apertura, pues permiten identificar errores potenciales, inconsistencias o decisiones de diseño no deseadas.
En general, los diseños estructurales de alta calidad, en opinión mía y de la mayoría de los expertos en los comités técnicos, evitan redundancias innecesarias y presentan la información de manera clara y concisa, utilizando representaciones estandarizadas de materiales, planos, elevaciones, secciones y detalles. La reducción de anotaciones excesivamente descriptivas es considerada un signo de elegancia en el diseño.
En ese punto, el proyecto suele estar validado en cuanto a recursos, duración, motivación e impacto. Sin embargo, los imprevistos son parte inherente de la construcción y suelen alterar el curso originalmente previsto. Durante la construcción, el contratista, los auditores y los inversionistas ejercen un control minucioso sobre los recursos y los cronogramas. Los diseñadores acompañamos esta fase, aclarando dudas sobre el diseño y proponiendo soluciones alternativas cuando surgen inconvenientes.
Desde su perspectiva, ¿qué retos técnicos o éticos le plantean hoy los proyectos en los que participa?

El reto técnico está siempre presente. El objetivo es demostrar que todas las bases y desarrollos del diseño cumplen con los códigos, normas y estándares vigentes.
Trabajo en diferentes etapas del diseño, desde el concepto inicial hasta el detalle final. En las fases tempranas, la experiencia y la preparación adquieren un valor especial, ya que deben tomarse muchas decisiones sin modelos detallados. Estas decisiones determinan la factibilidad del proyecto. Muchos ingenieros no se sienten cómodos con esta responsabilidad inicial y prefieren que sea asumida por profesionales con más experiencia.
Una vez la factibilidad define una solución viable, con frecuencia otros ingenieros, generalmente con menor trayectoria, se encargan de desarrollar el resto del proyecto.
Considero que los retos técnicos actuales deben orientarse a que los ingenieros dominen todos los materiales de construcción y puedan detallarlos con convicción. Para representar adecuadamente la profesión, es necesario ofrecer a arquitectos y clientes distintas alternativas que se ajusten a los requerimientos específicos del proyecto.